Kaunas I

El peso de la URSS se nota en la primera bocanada de aire al salir del aeropuerto. No hace demaasiado frio y una chica alta y rubia y de pómulos marcados -rasgos que hacne pensar en los lapones-, nos acompaña a la residencia después de haber perdido a su francés, un misterio que se resolió ayer cuando apareció, un día más tarde, explicando que había perdido el vuelo. La primer impresión es desconcertante. La conseje no habla inglés y tiene una discusión una chica `polaca que nos hace de intérprete, en lituano claro, parece que no os quiere dar las mantas, todo es tan extraño que me siento como en un interrogatorio de la KGB .La vista desde mi ventana es espectácular, un árbol cada tres pasos, enormes basílicas cristinas y ortodoxas se dan de la mano con gigantes moles de cemento que supongo, algún día fueron hogares de familias soviéticas. La leche viene en bolsas y los taxistas montan a diez personas por coche. Gracias a ¿dios? los demás erasmus están locos, un francés toca la guitarra, un turco famoso en turqría canta canciónes típicas y mi compañear, polaca, se pinta mucho las uñas. Los españoels como siempre armando jaleo, ah! y el vodka lituano sabe a franbuesa.